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Curiosidades

Los Zetas: las peores atrocidades del cártel más sanguinario

Tres de los episodios que más han quedado marcados en la piel de México fueron autoría de esta organización: el asesinato de 72 migrantes en Tamaulipas (2010), la desaparición masiva de personas en la comunidad de Allende (2011), y la masacre de inocentes en el Casino Royale (2011)

La historia de los Zetas no fue muy duradera, pero el legado que dejaron los colocó como uno de los grupos criminales más violentos y sanguinarios que se hayan conocido nunca.

Creado a finales de los años noventa, el cártel se formó con soldados desertores el ejército mexicano y de la policía federal.

La información oficial señala que en 1997 un teniente desertor del ejército, de nombre Arturo Guzmán Decena, fue el encargado de reclutar a militares de élite para el Cártel del Golfo que encabezaban Juan García Abrego y Osiel Cárdenas Guillén.

Informes oficiales, investigaciones periodísticas y académicas reportaron que en su formación participaron 14 ex militares, a quienes llamaron el «grupo de los 14» o los Zetas primera generación. Progresivamente se fueron sumando más elementos hasta llegar a 67.

Los Zetas: las peores atrocidades del cártel más sanguinario
Ex miembros del cártel mexicano Los Zetas fundaron dos nuevas células delictivas: Los Zetas Vieja Escuela y el Cártel del Noroeste

El pasado militar de algunos de sus líderes estuvo comprobado. En 2003 la Procuraduría General de la República (PGR) tenía ubicados a los 31 integrantes fundadores, de los cuales cinco habían alcanzado en el Ejército el grado de teniente, cuatro de subteniente, tres de sargento, y tres de cabo, mientras que el resto no habían pasado de ser soldados razos.

El cártel aplicó la táctica de la propagación del terror civil. A mayor salvajismo, más miedo entre la población, más sometimiento de las autoridades y más silencio en los medios. Ellos fueron los primeros en recurrir a métodos como la decapitación, el desmembramiento de cuerpos o el «guisaso», que consistía en disolver los cadáveres en ácido o derretirlos en contenedores de aceite.

Tres de los episodios que más han quedado marcados en la piel de México fueron autoría de esta organización: el asesinato de 72 migrantes en Tamaulipas (2010), la desaparición masiva de personas en la comunidad de Allende (2011), y la masacre de inocentes en el Casino Royale (2011).

 Los migrantes de San Fernando

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Los cuerpos de los migrantes asesinados en Tamaulipas

Entre el 22 y 23 de agosto de 2010, un camión que transportaba 72 migrantes latinoamericanos -con rumbo a EEUU- fue detenido en la comunidad de San Fernando, en Tamaulipas, por un grupo de Los Zetas.

Declaración de uno de los sobrevivientes: «Nos amarraron las manos, nos vendaron los ojos y después nos fueron acomodando formando una U. Primero las mujeres, entre las que se encontraba una embarazada. Nos dijeron que nos calláramos, que no gritáramos, porque nos iban a matar».

A estos 72 migrantes que buscaban el sueño americano les tocó la peor pesadilla en territorio mexicano.

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La casa de San Fernando donde sucedió la masacre.

Los Zetas y el cártel del Golfo se encontraban en guerra abierta por el control de Tamaulipas y la estrategia zeta de aniquilación de todo lo que oliera al enemigo estaba en su punto más desquiciado. En medio de rumores de que los del Golfo estaban reclutando migrantes para luchar contra ellos, Los Zetas interceptaron a estos 72 migrantes, los recluyeron en un rancho y les ofrecieron pasar a integrar sus filas. Sin embargo, la mayoría se negó y muchos no contaban con el dinero para «comprar» su libertad.

Todos fueron ejecutados por «El Alacrán», «El Chamaco» y «El Sanidad», en lo que fue una auténtica carnicería.

Los cuerpos de los 72 migrantes fueron encontrados el 30 de agosto por las autoridades mexicanas. Estaban en un rancho abandonado y procedían de países como Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Ecuador y Brasil.

Masacre de Allende

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Los Zetas denominaron la matanza como “la purga de marzo”

La tarde del 18 de marzo de 2011 la comunidad de Allende, en Coahuila, vivió una masacre que no se olvida y por la cual, el pasado jueves, el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció una disculpa pública.

Eran las 19:00 horas cuando un grupo de al menos 60 sicarios del Cártel de los Zetas derribó con una camioneta el portón principal del rancho de Los Garza, quienes formaban parte de la organización y habían sido tachados de traidores.

Los hermanos Miguel Ángel Treviño (el Z40) y Omar Treviño Morales (Z42), quienes fungían como líderes del cártel, sospechaban que tres integrantes de la organización los estaban traicionando, colaborando con las autoridades de Estados Unidos y percibiendo ganancias de la venta de drogas por USD 10,000,000.

Los sospechosos eran Alfonso «Poncho» Cuéllar y sus sicarios Héctor «El Negro» Moreno y Luis «La Güiche» Garza. Éste último era residente en el poblado de Allende y fue con él contra quien decidieron cobrar venganza.

Los Zetas: las peores atrocidades del cártel más sanguinario
El gobierno se había negado a abrir el caso de la masacre ocurrida en 2011

Los Zetas ocuparon el poblado ese fin de semana. Su paso por Allende dejó como resultado (oficialmente) 26 personas desaparecidas; 20 de ellas familiares y allegados de Garza, tres más amigos de Cuéllar y dos trabajadores de Héctor. Sin embargo, testimonios nunca confirmados han llegado a hablar de 300 desaparecidos.

Ese fin de semana que tuvieron el pueblo tomado, destruyeron 32 casas, mataron personas, quemaron sus cuerpos en gasolina, y en toda la masacre, no apareció ni uno solo de los 20 agentes de la policía municipal que estaban de turno, «nomás se quedaron mirando».

«Las fuerzas del orden cumplieron eficazmente las directrices recibidas», se afirma en un informe sobre el caso de Allende. «No salir a patrullar ni responder a los llamados de auxilio».

La única nota de humanidad por parte de los agentes corruptos fue la de «una policía integrada en Los Zetas» que encontró a una niña de cinco años y un niño de tres y los sacó de allí para llevarlos a otro pueblo.

La masacre fue tan brutal que ni siquiera hay claridad sobre el número de víctimas.

La masacre del Casino Royale

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Homenaje a un año de la masacre en el Casino Royale

A las tres de la tarde del 25 de agosto de 2011 llegaron dos camionetas y un mini cooper al Casino Royale, un centro de apuestas ubicado en la ciudad de Monterrey, capital del estado de Nuevo León. De su interior bajaron unos dieciocho hombres armados que cargaban bidones llenos de combustible.

En ese momento el local estaba atestado. El grito de «¡ya se los cargó la verga!» fue el anuncio del inicio de la masacre. En ese momento comenzaron a rociar con gasolina la sala de juegos y a disparar indiscriminadamente contra los presentes. En cuestión de minutos las llamas se apoderaron de todo el edificio.

El incendio consumió al local durante al menos tres horas. Cuando la situación fue controlada por los bomberos, los cuerpos de rescate encontraron decenas de cadáveres en el área principal y los baños. Algunos todavía tenían en sus manos teléfonos celulares con los que intentaron pedir auxilio.

Los Zetas: las peores atrocidades del cártel más sanguinario
Familiares de las víctimas del ataque sepultaron a sus parientes

La cifra total de muertos fue de 52, y algunos medios de comunicación lo calificaron como el peor ataque en la historia del México moderno.

Con el paso del tiempo se descubrió que Los Zetas habían sido los responsables de la agresión, y eventualmente algunos de los responsables fueron capturados.

Según la versión de las autoridades, el motivo habría sido porque los dueños del Casino Royale se negaron a pagar la cuota mensual que los criminales les habían solicitado para permitirles trabajar en paz: 130 mil pesos (USD 7.000).

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