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Pátzcuaro

Lo que no sabías de Vasco de Quiroga

A veces son los pequeños detalles los que dan la dimensión de una proeza. La historia de Don Vasco de Quiroga es digna por derecho propio de una novela épica. 30 intensos años llenos de anécdotas que hoy nos parecen increíbles.

La comida de cambio de turno

Vasco asignó el cuidado de los hospitales a matrimonios que se turnaban cada siete días, los uritechas o semaneros. Hoy, en Santa Fe de la Laguna, 400 años más tarde, siguen celebrando la comida de cambio de turno, que los nuevos semaneros ofrecen a los que salen.

Los fondos duraron 334 años

Vasco de Quiroga fue tan eficaz en la administración de sus fundaciones que los fondos otorgados por él a los hospitales duraron 334 años en tres localidades, hasta 1875, fecha en la que se firma el Acta de Extinción.

…se llamaron de la Inmaculada Concepción

Todas las capillas o iuritzios de los hospitales se llamaron de la Inmaculada Concepción, Nana Huari, para su gestión legal unitaria. Se hizo en honor a un hospital del siglo XII, que todavía se puede visitar al otro lado del océano, en Madrigal de las Altas Torres (Ávila), la localidad natal de Vasco de Quiroga.

En la construcción de hospitales…

En la construcción de hospitales templos y casas se utilizaron todos los recursos indios e hispanos existentes, piedra volcánica indígena o cantería española, adobe o canto enlodado, cal blanca o enjarrado rojo con la tierra o charanda de la zona, así como pilar de tronco o columna toscana.

Contra Hernán Cortés

Siendo juez oidor, Vasco de Quiroga inició un procedimiento contra el mismo Hernán Cortés, en su deseo de hacer justicia a los ciudadanos indígenas en nombre de la corona española en América.

Vasco de Quiroga aprendió purépecha

Cuando se hizo ordenar obispo en Michoacán, Quiroga aprendió el purépecha, la lengua de los tarascos, y ordeno que los curas y frailes aprendieran el náhuatl, matlazincas o pirindas y tecos, pues en la catedral debería haber un altar para rezar en cada lengua.

La ciudad utópica de Tomás Moro

La ciudad utópica de Tomás Moro, que plasmaba las ideas del Renacimiento o modernidad europea, se hizo sólo realidad en el Nuevo Mundo con los “pueblos hospital”, gracias a la ingente labor conjunta de Vasco de Quiroga junto a los franciscanos, los agustinos y el pueblo indígena michoacano.

«Huatáperas» o lugar de reunión

Los hospitales franciscanos de Michoacán fueron llamados por los purépechas “huatáperas” o lugar de reunión, cumpliendo así con la función que dio Don Vasco a sus pueblos: dar hospitalidad a las poblaciones y dotarles de un lugar donde pudieran atender sus necesidades y organizar su vida en común con sabiduría.

61 años cuando llegó a América

El magistrado y humanista Vasco de Quiroga tenía probablemente 61 años cuando llegó a América. O, como mínimo, 53; la fecha de su nacimiento es discutida.

En los artesonados de las bóvedas

En los artesonados de las bóvedas de la época convivían los motivos estrellados árabes con las pinturas indígenas, las decoraciones de los misales con los símbolos astrológicos occidentales y nativos, los santos y apóstoles con los dioses del sol y la luna purépechas.

La subsistencia de los hospitales-pueblo

Vasco de Quiroga organizó la subsistencia de los hospitales-pueblo mediante la especialización en artes y oficios que integraban los usos y saberes, tanto de los indígenas como de los españoles. Todavía hoy siguen siendo la primera fuente de ingresos de algunas localidades de la Ruta Don Vasco.

En las huatáperas de Uruapan y Zacán

En las huatáperas de Uruapan y Zacán podemos ver bellas ventanas hispanoárabes alveoladas decoradas con marcos o alfices, que nos recuerdan, entre otras, a las ventanas del siglo XIII de Fez o Marraquech.

El muestrario de México

Gracias a la labor de afianzamiento de oficios y artesanías indígenas que realizó Vasco de Quiroga hoy se conoce a Michoacán como “el muestrario de México”.

El telar de pedal

Los textiles se desarrollaron con el práctico telar de cintura, que usaban las mujeres en tiempos prehispánicos, así como el telar de pedal que introdujo Don Vasco.

El comercio del maque

Vasco de Quiroga fomentó el comercio del maque o laca indígena, tan delicadamente hecho que se creía chino; una pasta hecha para endurecer, lustrar e impermeabilizar recipientes, que se hacía con tierra caliza “teputzchuta”, grasa de gusanos “aje” y de semillas vegetales “chía”.

Tres formas diferentes de maque

En Michoacán se practican aún tres formas diferentes de maque. El que se lamina con oro en las comunidades de Pátzcuaro y Quiroga, el incrustado y el manchado en Uruapan.

La primera imagen cristiana

La educación se abre al indígena. En 1540, Don Vasco, impresionado por el arte de caña molida, con dos partes de tallo de maíz y cinco partes de orquídeas, mandó hacer la primera imagen cristiana, Nuestra Señora de la Salud, a un escultor franciscano que aprendió de un sacerdote indio, que de ese modo hacía ídolos.

Villa Escalante

Santa Clara del Cobre, hoy recuperada y pujante, perdió su nombre y oficio tantas veces como los recuperaron los indígenas. Tras el incendio de la fundición que creo Don Vasco en el siglo XIX, la Independencia y la Revolución, desapareció del mapa convertida en una paupérrima Villa Escalante.

El “cazo de Don Vasco”

El “cazo de Don Vasco”, símbolo de la resistencia del pueblo michoacano, que él mismo dispuso se hiciera grande para dar de comer a tanto hambriento, todavía sigue utilizándose por los artesanos purépechas para hacer chicharrón, carnitas y dulces.Los

Juegos Olímpicos y la Estatua  de la Libertad

En 1968 la antorcha de los Juegos Olímpicos de México ardía en el pebetero o recipiente fabricado en Santa Clara del Cobre por el cosmopolita escultor Metcalf. En su centenario, la Estatua de la Libertad de Nueva York lució joyas de cobre de Santa Clara diseñadas por su mujer, Ana Pellicer.

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