Quienes viven rodeados de bosque usan menos medicinas (y estas son las razones)
Una buena razón para optar por habitar sitios más orgánicos.
La naturaleza es sabiduría en sí misma. Porque puede ser la mejor gurú –y ayudarnos a lidiar con nuestras periódicas crisis existenciales–, mientras que también es la curandera por excelencia, que puede prevenir y curar nuestros males. Es así que con tan sólo tenerla cerca puede potenciar nuestra salud física, mental y emocional.
Aunque gran parte de la sociedad ha olvidado esto, debido quizá a esa brecha que las ciudades han abierto entre nosotros y la naturaleza, lo cierto es que está más que comprobado que podríamos no necesitar mucho más que rodearnos de árboles para mantener la salud.
En una nueva investigación publicada en Science Direct se comprobó que, por lo menos en Estados Unidos, quienes viven cerca o rodeados de bosques usan menos medicinas, lo cual quiere decir que, adicionalmente, ahorran mucho dinero. Tal cosa se deduce de que en los condados con más naturaleza el gobierno gasta menos en seguridad social, incluso aunque en la población de los condados rodeados de bosques exista igual cantidad de personas mayores que en los condados urbanos.
Esto fue comprobado gracias al uso de información sobre gastos de salud local y al cálculo con distintas variables que incluían nivel de ingresos, tipo de población y clasificación de cada condado según su tipo de vegetación.
Aún no sabemos exactamente por qué la naturaleza tiene esta capacidad para curarnos. Pero lo que sí sabemos es que las ciudades se han vuelto entornos muy tóxicos, por lo cual parece que nuestra opción más certera, si queremos una buena salud, es proveer a nuestro organismo de medicina orgánica, tal como ya lo hacen en Japón con los baños de bosque, o en Escocia, donde los doctores pueden recetar a sus pacientes un poco de naturaleza.
Otras pistas podrían estar en la sabiduría más antigua, como el tao, según el cual los árboles tienen una contundente virtud sanadora. Quizá sea una cuestión más de espiritualidad, un ingrediente que sin duda le hace mucha falta a la salud global.
¿Tú qué opinas?